sábado, 4 de abril de 2015

Los programas de gobierno a la hora de la verdad



Una de las características de la campaña electoral recién pasada, aunque no exclusiva de ella porque también estuvo presente en procesos anteriores, es la inconsistencia de los programas de gobierno.

Las organizaciones de intermediación política, llámense partidos o agrupaciones ciudadanas, tienen la obligación de presentar sus programas de gobierno al Tribunal Electoral en plazos establecidos en un calendario.

La constatación demuestra que los planes presentados por la mayoría de las candidaturas solo responden a la urgencia de cumplir con ese requisito legal. Ya durante la campaña, la oferta electoral es diferente, porque es reactiva a los temas coyunturales emergentes de la cotidianidad o de las ofertas del contendor que parecen obtener buena respuesta del electorado.

Así por ejemplo, en la campaña municipal de Santa Cruz de la Sierra, si bien se mencionaba esporádicamente el problema del recojo de basura, no se escucharon propuestas serias de políticas públicas sobre el tratamiento de residuos sólidos hasta que se produjo el bloqueo de vecinos que pedían el traslado del vertedero. En ese momento todas las candidaturas incorporaron el tema a su discurso, pero lo hicieron como respuesta a un hecho puntual sin abordar soluciones estructurales de largo plazo.

Ahora, con los resultados conocidos, quizá sea el tiempo de estructurar realmente un programa de gobierno visionario y consistente.

En el caso de Santa Cruz de la Sierra, hay previsiones estadísticas que nos hablan de que al año 2020 duplicaremos nuestra actual población. Si con dos millones de habitantes tenemos una ciudad sumergida en el desorden y con muchos problemas no resueltos, es fácil imaginar lo que pasará si las tendencias se mantienen.

Es necesario que el liderazgo visionario se haga ver con propuestas que generen políticas públicas sostenibles en el tiempo, con un impacto de transformación positiva para nuestra sociedad.

Los programas registrados en el Tribunal Electoral y los presentados a la población durante la campaña son diferentes. Lo único que tienen en común es que fueron elaborados para responder a encuestas de percepción y a urgencias de algunos sectores, pero no a una visión estructural para los próximos 20 años.

Es hora que los servidores públicos electos dejen de pensar en función de campaña y reproducción del poder, y asuman la responsabilidad histórica de ser los constructores del futuro. Estamos en un punto de inflexión muy importante y no hay lugar para el aplazo.