martes, 15 de septiembre de 2009

De exabruptos e incoherencias

Mi padre decía que el primero en insultar es aquel al que se le terminaron las ideas. Con todo, creo que nadie está libre de una destemplanza. Por tanto, desde mi punto de vista, lo triste no es proferir un exabrupto sino insistir en ello.

Llamar "traidor" al presidente de la Feria Exposición, por invitar al Presidente del "Estado Plurinacional" a un acto protocolar, no solo es un desatino sino una incoherencia de conducta.

Hace un año, un puñado de violentos sobrepasaron a la dirigencia cruceña y cometieron vandalismo en edificios públicos, manchando la límpida trayectoria de nuestra lucha por la autonomía departamental, que hasta ese momento se había enmarcado celosamente dentro de lo legal. La acción terminó siendo funcional a los intereses centralistas y sirvió para la descalificación de nuestra noble causa. Ni entonces ni ahora escuché a los inquisidores de hoy llamar "traidores" a esos que frenaron nuestro avance.

Después vino el denominado "caso de terrorismo". Cuando la polvareda fue asentando se pudo ver con claridad que todo fue una trampa armada para desarticular a la dirigencia cruceña. Sin embargo no podemos negar que hubieron algunos ingenuos que, vaya uno a saber con qué motivaciones, se dejaron engatusar y una vez más fueron funcionales a los enemigos de Santa Cruz. También en este tema no escuchamos ninguna condena vehemente, y a nadie se le dijo "traidor", a pesar de las consecuencias que trajo para la lucha autonomista.

Pero además de incoherente con el pasado reciente, la actitud intolerante también es contradictoria con el momento presente.

Se ha anunciado que hoy se pretende introducir la discusión de la supuesta "traición" en la Asamblea de la Cruceñidad, la misma que ha sido convocada para hablar de la "defensa a la libertad de expresión y la condena por la persecusión política a jueces, fiscales y a los líderes autonomistas". (SIC)

Uno se pregunta ¿Cuál libertad de expresión se va a defender? ¿Acaso los dirigentes de la Feria no tienen derecho a la misma libertad? ¿Cuál es la persecusión que se va a condenar? ¿Solo la gubernamental? ¿Y qué de la persecusión de cruceños contra otros cruceños que opinan diferente? ¿Qué es esto? ¿Banderas de libertad y respeto frente a otros pero pensamiento único entre nosotros?

Probablemente la decisión de los dirigentes de la Feria Exposición sea discutible. Podemos estar o no estar de acuerdo con ellos, pero no podemos aceptar que la Asamblea de la Cruceñidad se convierta en "Tribunal Inquisitorial" y su tradicional Resolución en un "Auto de Fe" para condenar a otros cruceños, cayendo en los mismos excesos que le reclamamos al gobierno por su constante violación de los derechos democráticos.

Ya está bueno de exabruptos e incoherencias. Insistir en ello será necedad.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Del Estado de Derecho al Estado de Adormecimiento

Señalar características comunes de los gobiernos sudamericanos alineados con el denominado “Socialismo del siglo 21” podría conllevar el riesgo de ser acusado por sus adeptos de hablar solo por intereses políticos-partidarios o intereses económicos.

Sin embargo, cuando observamos el accionar coincidente de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Argentina y Bolivia frente a la prensa, tenemos que decir con toda claridad que aquí no se trata de hacer opinión interesada sino de la constatación del abuso sobre el periodismo y los medios de comunicación.

En Venezuela el régimen de Chávez amenaza y cierra a una larga lista de medios, etiquetados como opositores. En Ecuador, Correa quiere establecer sus propios medios para contrarrestar lo que considera ataques de la prensa. En Argentina, el gobierno presiona al grupo Clarín no solo con ataques directos sino también con persecución fiscal. En la reciente campaña electoral, el candidato a diputado Néstor Kirchner reclamó “Qué te pasa Clarín, ¿Estás nervioso?”. Hoy se evidencia que el nervioso es el gobierno de su esposa, que acaba de proponer una nueva ley para controlar a los medios de comunicación.

Por cierto, en Bolivia la situación no es mejor. A la humillación pública de periodistas, al insulto (el Presidente del "Estado Plurinacional" les llamó “pollos de granja”), a la amenaza, a los atentados, hay que sumarle el ataque criminal con armas de fuego y la incautación de sus instrumentos de trabajo, coartando la labor informativa.

De manera genérica, el Estado de Derecho debería significar el sometimiento a la ley por parte de gobernantes y gobernados. En ese contexto, una de sus características es la plena vigencia del derecho a la libre expresión y a la información, por tanto si estos están siendo afectados se puede concluir que el Estado de Derecho no es tal.

En cualquier otro régimen, sea de izquierda o derecha, si desde las esferas del poder alguien hubiera osado afectar la labor periodística, la reacción vehemente de los hombres y mujeres de prensa no se hubiera dejado esperar.

Hoy observamos que las víctimas de los atropellos gubernamentales, después de recibir tibios apoyos declarativos, quedan solos. Las instituciones nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos parecieran sufrir un adormecimiento colectivo, que termina siendo un gesto complaciente con el poder.

En el caso de Bolivia hemos llegado al punto extremo que una reconocida periodista y ex Defensora del Pueblo, olvidando su trayectoria de lucha por los derechos humanos, no solo hace mutis por el foro, sino que convalida las acciones gubernamentales aceptado una candidatura parlamentaria, con el argumento que ella servirá de "puente" entre el gobierno y la oposición.

Es cierto que tiene el derecho de postularse con el partido político que mejor le parezca, sin embargo lo triste es su falta de consecuencia con la postura de toda su vida. Al final resulta que es "puente" entre la lucha por la democracia en los años 80 -de la que fue protagonista, y su violación en este régimen.

Definitivamente, el Estado de Derecho es vulnerado permanentemente y lo peor de todo es que como individuos, como instituciones y como sociedad estamos en un acrítico estado de adormecimiento general.