viernes, 22 de agosto de 2008

Autonomía: entre el sentimiento y la convicción.

Lo había advertido hace bastante tiempo. Cuando alguien de los nuestros se llenaba la boca diciendo "La autonomía es un sentimiento" yo respondía que ese era el problema.
Para mí la autonomía debe ser una convicción, no solo un sentimiento.

Qué triste es comprobar que incluso para algunos de nuestros circunstanciales líderes, la autonomía no ha llegado a la categoría de convicción. Como todo lo que tienen son sentimientos fácilmente se pierden en el debate.

Alguien que no tiene convicciones es como una vela arrastrada por cualquier viento; cualquier "micro"(bus de transporte público) le sirve, porque no sabe a dónde va.

Alguien controlado solo por sus sentimientos, cambia de idea como cambia de humor.

Ahora entendemos por qué tanta arenga e insultos en los discursos públicos, en lugar de fundamentos sólidos.

Sería lamentable que de "Autonomía carajo" pasemos a "Autonomía al carajo" por la falta de convicciones firmes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamentablemente, es muy cierto lo que compartís.

Es un momento de inflexión en el camino. Hay que actuar con cabeza fría. Ojalá más gente comparta estas reflexiones...

Un fuerte abrazo.

Carlos H. Suárez dijo...

Excelente comentario, Napo. Estoy leyendo el libro de Nino Gandarilla, "Desenredando...", y te aseguro que, capítulo a capítulo, el sentimiento autonomista que llevo en el corazón, se está transformando en una convicción histórica en mi mente. ¡Dios bendiga a Santa Cruz!